Entorno – La Vila Joiosa

 

Habitada ya por Fenicios hace 2000 años, Villajoyosa es un museo al aire libre digno de visitar, atesora una rica historia abierta a todos que es visitable a lo largo de toda la ciudad. Santuario de la Malladeta, Torre de San Josep o las Termas Imperiales de Allon (no visitable) son solo alguno de los impresionantes restos arqueológicos que Villajoyosa ofrece.

 

TORRE SAN JOSÉ – SANT JOSEP O TORRE DE HÉRCULES

Entre los restos romanos de los que se pueden visitar en Villajoyosa destaca la torre funeraria de Sant Josep. Con una altura de hasta doce metros en el momento de ser construida es la mejor conservada de la Comunidad Valenciana.

La Torre de Sant Josep es un monumento funerario que data del siglo II y se construyó en tiempos del emperador Adriano. Parece que era la tumba de algún personaje de relevancia dado la importancia que conferían los romanos al Mediterráneo y su ubicación, frente al mar. Sus capiteles han sido rehabilitados para devolverle el esplendor que lucía hace 1800 años cuando fue construida. En la imagen se puede apreciar las zonas que han sido reconstruidas.

Torre San Josep Villajoyosa

Iglesia Fortaleza de la Asunción

La iglesia-fortaleza de Nuestra Señora de la Asunción, o consagrada a la Asunción de Nuestra Señora, se localiza en el casco antiguo o barrio viejo de la localidad de Villajoyosa (La Vila Joiosa), con su entrada principal sita en la plaza de la Iglesia, número seis, y cerca de la Costera La Mar.

Está enclavada dentro de las murallas que rodeaban a la ciudad antigua y adosada a las mismas, junto con el castillo, hoy inexistente. A su vez existen varias viviendas adheridas, puesto que usan partes de los lienzos como paredes, a sus muros.

Construida en el siglo XVI, consta de una sola nave de estilo gótico-catalán, dividida en seis tramos con un ábside poligonal al interior, el presbiterio, y al exterior es semicircular; capillas entre los contrafuertes y una torre campanario que preside el casco histórico y ejercía funciones de vigilancia. Su iluminación es reducida y la decoración es escasa.

En el Renacimiento se le adosaron unas portadas y, ya, en el Neoclasicismo, dos capillas consagradas a la patrona, Santa Marta, una, a la izquierda,  y a la Inmaculada Concepción la otra, a la derecha.